lunes, 29 de enero de 2018



Agua

El agua
pura y sus estragos
o el barro en anfibias riadas
siguen su curso y nadie está a salvo
al amparo de cimientos
en oxidadas láminas. 
Están desnudos los hombres entre la nada y el cielo
construyendo andamiajes que vacilan.
Todo es fermento, zozobra de la marea que recoge el botín
y lo apresa.
Los ojos de los puentes tragan las ramas secas de la montaña.
Hay un punto de saturación anterior a la deriva
hay una agitación de raíces, placas
hojas previas engullidas en barrancos sin piedad.
Cuando los cauces desbordan
se marcha en dirección imprevista:
ríos de cieno abrazan juncos en sus guardas nocturnas.
Incomoda saber que estamos tan cerca del precipicio
y que todos los paraguas se deshacen
en la crecida.
Que somos fragmentos, nubes descarriadas.
Aire, agua, piedras y erosión.

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